Porque claramente no fuimos Argentina. Esa Argentina que si bien sabe que los grandes de Europa son mejores, sale a dar batalla con una desfachatez que casi siempre la pone en partido. Hoy Argentina no sólo no estuvo en partido. Fue directamente una sombra errante perdida en un mar de camisetas rojas que salieron a matar. Porque a no confundirnos. Enfrente estaba el subcampeón del mundo y de Europa. Pero peor que eso, una Croacia que llegaba herida por dos partidos sin victorias y que aún se sabe en peligro para meterse en semifinales. Esa Croacia salió a devorarse a nuestro equipo. Con saña, con una necesidad imperiosa de golear para sumar en la tabla, pero fundamentalmente para cambiar la imagen de su pálida primera fase. Argentina hizo todo mal. Sin la solidez defensiva que le vale el mote de Gladiadores. Por momentos sin claridad para atacar, sin timming para lanzar ni buena selección de pases al pivot. Argentina corrió infructuosamente todo el partido para atrás. Viendo como los croatas se hacían un picnic de contrataque. Una verdadera pesadilla que por momentos nos retrotrajo a nuestras primeras aventuras mundialistas cuando no estábamos en partido ni desde el arranque. Que quede claro. Para pelearle un partido a una potencia europea hay que jugar al 110% y ellos deben tener un día medio pelo. Hoy Argentina fue una quinta parte de lo que puede ser y los croatas nos jugaron como si enfrente estuviera Francia. Mañana tenemos un doble problema. Enfrente estará Dinamarca, un equipazo que viene de derrotar a Balic y compañía días atrás. Eso de por sí ya marca el nivel de complejidad del compromiso. Pero fundamentalmente habrá que lidiar con la carga anímica que supone una paliza como esta cuando llegás soñando con una semifinal. Nos bajaron de un ondazo. Nos hicieron morder el polvo. Está claro. Pero hay que levantarse. Hay que mantener cortito el tablero. Hay que recuperar paulatinamente la confianza y si no se puede retomar la senda milagrosa de la primera ronda, habrá que quedar lo más arriba posible. Porque no nos olvidemos, si antes del mundial nos proponían quedar entre los diez primeros, hubiéramos firmado con las dos manos. Vamos los Gladiadores. Hoy nos tocó ser Australia. Mañana volvamos a ser Argentina.