Hacía ocho años (tres mundiales enteros y un poco más) que Argentina no le ganaba a un europeo en un torneo oficial. Aquella vez fue ante Croacia, que finalmente sería el campeón. En 2008, cuando recién asomaba el ciclo Gallardo hubo una clara victoria frente a Montenegro en un cuadrangular en tierras españolas. Pero la asignatura pendiente era hacerlo por los puntos y lo que se negó en Croacia 2009 (Eslovaquia por 2 y Rumania por 4) ahora se pudo concretar de manera contundente. Porque, seamos claros, Argentina lo mató a Eslovaquia. Después de un primer tiempo en el que nuevamente nos costó mucho en la ofensiva y nos sostuvimos en el partido gracias a las atajadas de Matías Schulz y a esa defensa heroica y asfixiante, el complemento fue todo para los nuestros. La segunda parte se ganó 16-9. Casi no hace falta decir más nada si pensamos que enfrente había un equipo europeo. Argentina volvió a consumir a su rival moviendo las piernas, cortando las líneas de pase y haciéndolo dudar hasta cometer faltas técnicas. Argentina está haciendo con sus rivales lo que sufría sistemáticamente años atrás. Es decir, los sumerge en la impotencia ofensiva y le ven el número de la espalda todo el partido. Emociona ver jugar a este equipo. Aunque le cueste entrar en partido en ataque, aunque por momentos parezca impreciso y aunque a veces el vértigo se pague con balones perdidos. Es el precio que hay que pagar cuando tu primera línea promedia los 22 años y es tan vertical. Pero es esa primera línea la que le termina comiendo las piernas y le pinta la cara a jugadores profesionales que arman sólidos bloques de 6-0 que caen desparramados cuando, por ejemplo, Diego Simonet suelta todos sus recursos. Diego Simonet es, en escala y salvando las distancias, nuestro Ivano Balic. Lo fue en cada Selección que integró. Y ahora, con 21 años recién cumplidos, le está avisando al mundo que será una gran figura de este deporte. Contagia Argentina. Por el sacrificio todos en defensa. Desde los más pibes hasta un Kogovsek que corre como en los Panamericanos del 95, cuando emergía en el handball grande y nos daba la primera medalla continental. Ahí está Kogote, seguramente dando sus últimos pasos mundialistas y aportando inteligencia, lectura y despliegue para nuestra Selección. Y en la otra punta, con 15 años menos, un Fede Fernández que hoy metió 9 de 10 y es el goleador del equipo con sus penales, sus contras y esta tarde con un 100% desde el extremo.Bien, ahora a respirar un minuto y a seguir muy de cerca lo que hagan Suecia y Corea más tarde. Empieza otro campeonato. Es el torneo de la diferencia de goles. Por eso mañana será clave no caer por mucho con el local si es que no se puede pelear el partido. Y esperar que Corea no se salga del libreto con suecos o polacos para que sólo dependa de golear a Chile para avanzar a la Segunda Ronda del Mundial. Vamos por partes, hoy hay que decir sin prejuicios que Argentina se comió a un europeo. Pero se lo comió en serio. Nada de victorias agónicas ni de sufrimiento. Lo ganó con contundencia. Lo goleó. Y pase lo que pase, este ya es un mundial extraordinario que ojalá sea muy largo.